Después de un periódo de inactividad más o menos prolongado, en donde estuve a punto de ser devorado por los fantasmas de la melancolía, vuelvo con energías renovadas para seguir escribiendo en este pequeño, querido e intrascendente espacio. Y que mejor que hacerlo de una manera diferente y agradable. Y sin pensarlo, mi deseo de volver a comunicarme con algun ser invisible que pudiera leer estos textos en algun lugar del ciberespacio, coincide con el regreso de un notable mùsico, el cantautor uruguayo Jorge Drexler, quien editó a finales de septiembre su octavo album, "12 Segundos de Oscuridad".
Quizás muy pocos por estos lares conocen la trayectoria de Drexler, quien hace 10 años se encuentra radicado en España, punto focal desde donde ha cimentado una carrera sólida y consecuente, que incluye el reconocimiento de la crítica seria y varias nominaciones internacionales (
Latin Grammy Award, Grammy Award norteamericano, etc), ganando el año 2005 el premio Oscar a la mejor canción, por el tema
"Al Otro Lado del Río", del filme "Diarios de Motocicleta", dirigido por Walter Salles.
En fin, el cantante de 42 años aparece con la elegancia y el bajo perfil de los grandes, con un disco macizo y hermoso, muy reflexivo y quizás bastante autobiográfico.
El concepto detrás de "12 Segundos de Oscuridad", según antecedentes publicados en su página web,
www.jorgedrexler.com, nació en Cabo Polonio, una aislada playa uruguaya, cuyo faro, inspiró el título del album: Drexler cronometró el faro descubriendo que éste emitiá un rayo de luz cada 12 segundos. Pero lo importante para el artista no radicaba en la luminosidad que dicha torre emitía, sino en los 12 segundos de oscuridad que transcurren entre cada haz de luz del faro. En una entrevista a Página 12, el cantante indico que
"El tema habla de una noche en que volvía a mi casa y me dí cuenta que estaba perdido, y de que estaba disfrutando estar perdido. Esa es la clave: que uno también tiene que saber perderse en la vida, y aprender cosas de esos momentos".
A diferencia de otros cantautores que privilegian las letras sobre la música en sus opciones creativas, Drexler equipara notablemente ambas vertientes en una propuesta estética vinculada a una elegante electroacústica, trabajando un disco que conceptualmente viaja por varias direcciones que van desde la soledad y el recuerdo: "Quien no lo sepa ya lo aprenderá de prisa: la vida no para, no espera, no avisa.Tantos planes, tantos planes vueltos espuma tu, por ejemplo, tan a tiempo y tan inoportuna",
(inoportuna);O la reflexión profunda y sincera: "El velo semitransparente del desasosiego un día se vino a instalar entre el mundo y mis ojos...Yo estaba empeñado en no ver lo que ví, pero a veces la vida es más compleja de lo que parece..."
(La vida es más compleja de lo que parece) y
terminando en
el espacio para curar las heridas: "La tierra parece estar quieta y el sol parece girar, y aunque parezca mentira tu corazón va a sanar, va a sanar, va a sanar, y va a volver a quebrarse, mientras le toque pulsar
(Sanar).
12 segundos.." comienza a girar lentamente en los cerebros de muchos con su extraña mezcla de sensaciones agridulce y melodías sofisticadas, logrando despertar del letargo a alguna que otra neurona anquilosada por los ritmos de moda. Esa es una virtud que sólo lo consiguen los buenos caldos de cabeza. Y este, definitivamente, lo es.